Ene 20, 2020 Noticias Colòn Locales 0
Segun el estado del hermano de la víctima esto ocurrió en la madrugada del último sábado 18 de enero en la entrada del predio de la Rural situada en Avenida 42 y 9.
Al parecer y como relata Matias Abel en el estado de su cuenta personal Facebook, la golpiza que le dieron a su hermano Martín fue muy fuerte y pudo ser una noche trágica.
Colón Noticias se comunicó con Matias para saber más detalles de esta situación terrible que le tocó a su hermano, matias nos cuenta que al parecer la golpiza se originó espontáneamente, el primero de los jovenes comenzó a increparlo e insultarlo , incluso afirmaba que Martín era otra persona, o sea lo confundieron, luego se acercaron el resto de los agresores y se sumaron a la Golpiza.
No podríamos determinar en qué estado se encontraban estos 3 o 4 muchachos , pero lo que podemos decir luego de analizar la situación escrita por Matias podemos decir que es inconcebible que pase esto en Colón.
A continuación dejamos el relato de Matias en Facebook:
No suelo hacer este tipo de cosas pero creo que la situación me ha sobrepasado y quisiera compartirlo con gente que por ahí puede ayudarme a tomar conciencia de algunas cosas que nos pasan como sociedad. Porque después salimos a marchar por desgracias que se pueden evitar.
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Martin Diaz es el hijo de Abel y chiquita. Mi hermano… Pero además de eso, es un cúmulo de cosas de las que hoy, a mis casi 32 años de edad, me siento sumamente orgulloso.
La madrugada del sábado 18 pudo ser trágica para mi familia, pero podemos contarla.
¡ Mati por favor abrime! ¡Abrime por favor!
Martin desesperado llamaba por la ventana mientras las persianas de madera se agitaban por sus golpes. Despertando, y a medida que caminaba hacia la puerta de calle, algo me decía no era para pedirme un favor. Y efectivamente fue así.
«Me cagaron a palos Mati, eran como 4, ó 5, mira como me dejaron.»
Son milésimas de segundos que se encargan de desmoronarte en mil pedazos mientras estás mirando a tu primer mejor amigo tan impotente cómo encendido.
El profe, el músico, el DT, el tino Díaz. Ese es mi hermano, y no me alcanzaría este escrito para desarrollar cada una de las cosas que siento por él. A pesar de todo, a pesar de la ropa que no volvió, a pesar de algún momento en que nos dejamos de lado… a pesar de todo eso.
A Martin lo habían agarrado entre al menos 4 muchachos para propinarle una golpiza que me hiere más a mí al verlo con esa bronca que tienen solo los tipos valientes como él.
4 nenes bien que lo arrastraron por el piso mientras le daban patadas en la cabeza y como si fuera una pelota de fútbol.
«Mírame Mati, mira como me dejaron. No puedo creer terminar la noche así»
El silencio se apoderó de mi. Me partía al medio mientras que por fuera yo trataba de calmarlo con la mirada y casi sin decirle nada.
Le habían pegado a mi hermano menor de la forma más cobarde y vil que un ser humano puede hacer, en superioridad numérica y en condiciones favorables, ellos arriba, todos ahí arriba, él abajo…
Justo en el fin de semana más musical de nuestras vidas, así arrancaba la cosa.
Una fiesta en el predio de la sociedad rural, mientras esperaba a un amigo a la salida, el cruce de palabras detonó en esta expresión de violencia contra Martín que solo significa la pobreza que habita en las personas que no tienen más que un solo día de sus vidas a la semana para poder sentirse un poco libres, al menos un poco libres.
Esperaba que mi hermano esté triste por lo sucedido. Pero brilló en la batería, fue impecable e implacable, emanaba felicidad, y yo como testigo no podía sentirme más orgulloso de la persona que tengo como hermano.
Es por eso que utilizo este medio, el único que en esta oportunidad creo certero y eficaz para poder intentar al menos que todos nos tomemos un segundo para pensar en que sociedad queremos seguir viviendo.
Utilizo este medio porque quiero que se sepa que a mí hermano lo podrían haber matado, y no exagero. Pero está tocando música y sonriendo mientras que los allegados insisten con que denuncie a los «machitos» que le pegaron a traición. Y que además amenazan en las redes sociales sin dar la cara.
Quiero que sepan, y dejar asentado por este medio que yo, Matías Abel díaz, con DNI 33.561.902, empleado, con domicilio en 53 N°882 estoy dispuesto a poner la piel, la sangre y la vida por los que amo. Siendo la violencia el último recurso. Porque demás está decir, que para los que conocen a mi y a mi familia, jamás, en los 25 años que estamos en Colón, jamás tuvimos inconvenientes de esta índole.
Mi familia es solidaria, siempre hubo un plato de comida en la mesa para otro más, y siempre hubo una mano para el que la necesito.
Por eso, y por muchas otras cosas más, estoy convencido de que no merecemos en absoluto pasar este momento. Y ninguna persona de bien lo merece.
Quiero decirte a vos Santos R T, a vos Franco D, a vos Pablo B, que somos hombres de bien, y que mi hermano y mi familia espera una disculpa, y que puedan recapacitar. Porque nosotros no te vamos a amenazar., Nosotros somos gente muy querida dentro de esta sociedad. Si, así como lees. Nos sentimos queridos. No sé si a ustedes y a sus amigos les pasará lo mismo, tengo mis dudas.
Vivo en calle 51 entre 12 y 13, trabajo en la 21 y 46, casi todos saben quién soy acá… no tengo ningún problema en charlar con ustedes, solo quisiera la disculpa que mi hermano y mi familia merecen.
Me importa demasiado poco quedar, para un sector de personas, como ridículos y/o cagones. No lo soy en absoluto. Los cagones son y fueron ustedes que se aprovecharon de un pibe que estaba solo sin ni un amigo al lado para buscar molerlo a golpes. Pero se encontraron con un tipo de fierro que al otro día estuvo haciendo arte con su instrumento y pasando un día con Amigos.
Mientras quizá muchos de ustedes elijan burlarse, yo estoy convencido de que a mí hermano lo pudieron haber herido de gravedad, o incluso hasta matado. Pero está almorzando el domingo con mis viejos y mis primas que vinieron a visitarlo desde Rosario. Para muchos de ustedes esto es puro cuento de pueblerinos resentidos. Para mí es la vida que amo y no quiero dejar pasar por alto las alarmas que se encienden cuando lastiman a quien amas.
Por otra parte
Lo último que supimos es que los agresores identificados pidieron disculpas en forma privado por la vía virtual de las redes sociales.
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